Más de 4,5 millones de trabajadores no alcanzan la canasta básica

El relevamiento del IERAL, parte de la Fundación Mediterránea, pone en la mira un tema crucial: la pobreza en Argentina. Este fenómeno refleja, en gran medida, cómo funciona el mercado laboral en el país. La situación del poder adquisitivo, la precariedad y el trabajo informal afectan directamente los ingresos en los hogares. Para darte una idea, la tasa de pobreza entre los desocupados es del 58,9%. Pero lo más alarmante es que incluso quienes tienen trabajo enfrentan una situación complicada. El informe advierte que “tener un empleo no garantiza escapar de la pobreza, sobre todo en el caso de trabajos precarios o de baja productividad”.

El empleo informal, principal foco de vulnerabilidad

El estudio destaca que la calidad del empleo es fundamental para determinar la probabilidad de ser pobre. Entre los trabajadores independientes no registrados, el 40,5% no llega a cubrir la canasta básica, mientras que entre los asalariados informales, la cifra asciende al 37,5%. En contraste, entre los autónomos registrados, este porcentaje baja al 12,3%, y entre los empleados formales, se reduce aún más a 9,7%. Esto indica que, aunque el trabajo formal brinda más protección, no es suficiente para asegurar la estabilidad económica.

Aun en el sector formal, los ingresos pueden ser bajos. El servicio doméstico es un claro ejemplo: a pesar de ciertos avances en la registración de trabajadores, la vulnerabilidad económica sigue presente.

Impacto en la población inactiva y en los niños

El panorama se vuelve más complejo con los inactivos, aquellos que no trabajan ni buscan empleo por edad, estudios o desánimo. Aquí, la pobreza afecta al 35,2%. Lo más preocupante es el impacto sobre los menores de 14 años, donde la pobreza llega al 45,4%. Para este grupo, la Asignación Universal por Hijo (AUH) juega un papel crucial, llegando a más de 4 millones de niños y ayudando a disminuir la indigencia, aunque muchas veces no es suficiente para sacar a las familias de la pobreza.

Desigualdad territorial: el mapa de la informalidad

Las diferencias regionales agravan el problema. Las provincias con mayor informalidad laboral, como Tucumán, San Juan, Salta, Santiago del Estero y Formosa, son también las que concentran más trabajadores en situación de pobreza. En estas provincias, más de la mitad de los empleos están fuera del sistema formal.

Estas regiones, con estructuras productivas poco diversificadas y una gran cantidad de empleos en áreas rurales o servicios personales, enfrentan tasas elevadas de precariedad e ingresos bajos. En contraste, las áreas más industrializadas o con un desarrollo de servicios más formal, como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe, tienen niveles de pobreza laboral más moderados, aunque en aumento debido a la pérdida de poder adquisitivo.

El IERAL resalta que Argentina necesita generar empleo, pero sobre todo, empleo de calidad. “Crear puestos en sectores de baja productividad puede mejorar las estadísticas de ocupación, pero no resuelve el problema de fondo: los ingresos laborales son insuficientes”, dicen los investigadores.

Para cambiar esta realidad, el informe sugiere reforzar la capacitación técnica, promover la formalización de empleos y fomentar actividades de mayor valor agregado. “Invertir en habilidades y crear incentivos para la contratación formal no solo mejora los ingresos, sino que también reduce las brechas de vulnerabilidad”, añaden.

El documento concluye que erradicar la pobreza requiere mucho más que programas de asistencia. Necesitamos una estrategia sostenida de crecimiento con productividad, acompañada por políticas que promuevan la inserción laboral formal y estable.

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